En plena feria del jamón, orgullo ibérico, Aracena se convierte en un hervidero de visitantes con una cosa en la mente: disfrutar, y dos en las manos: un platillo de jamón y una cerveza.
También abundan los chorizos, las castañas -crudas o asadas, con o sin su erizo-, las nueces, la miel, los quesos -variados y todos buenos-, las tablas de carne de ibérico a la parrilla, la gente disfrutando de ello...
No es que las ruinas de su castillo o su Gruta de las Maravillas desmerezcan, no, al contrario, pero una semana al año merece la pena abandonarse al granate entreverado de ese manjar único que produce una no menos única raza de cerdo, alimentado, cuando procede, de bellota: la ibérica.
El paseo por Aracena es muy agradable. Conserva el aire de pueblo serrano, con sus casas encaladas, sus cuestas arriba, sus edificios de granito, y sus plazas con cafetería y fuente, y hasta casino.
La imponente puesta de sol desde su fortaleza-iglesia no hay que perdérsela.
lunes, 27 de octubre de 2008
lunes, 20 de octubre de 2008
Trujillo, tierra de conquistadores
Trujillo, la Turgalium romana que llegó a ser reino de Taifas, conserva todo el sabor de su época de esplendor como hervidero de conquistadores: Pizarro (Francisco y Gonzalo), conquistadores del Perú, Francisco de Orellana, explorador del Amazonas, Jerónimo de Loayza, arzobispo de Lima, Gaspar de Rodas, Gobernador de Antioquia (Colombia) y tantos otros.
Francisco Pizarro vigila que todos los días se ponga el sol desde la monumental Plaza Mayor, como si añorase el mar que le llevó a apoderarse de un imperio, para mal de muchos y mayor gloria de otros.
La vida en Trujillo es apacible y sencilla. No se puede uno perder sus tostas (tostas, no tostás), ni un paseo por el caso antiguo, que es casi toda la ciudad de Trujillo, que lo es 1430 por orden de Juan II de Castilla. Desde sus murallas se domina toda la llanura que se extiende al sur y al oeste, la misma que vigila Pizarro desde su caballo de granito.
Esta llanura, separa a Trujillo de otras comarcas, alguna de nombre tan elocuente como Conquista de la Sierra.
Esta ciudad de granito, construída a la solana sobre un promontorio de granito, es un sitio para quedarse a vivir...
...o, como mínimo, para visitar despacio.
Francisco Pizarro vigila que todos los días se ponga el sol desde la monumental Plaza Mayor, como si añorase el mar que le llevó a apoderarse de un imperio, para mal de muchos y mayor gloria de otros.
La vida en Trujillo es apacible y sencilla. No se puede uno perder sus tostas (tostas, no tostás), ni un paseo por el caso antiguo, que es casi toda la ciudad de Trujillo, que lo es 1430 por orden de Juan II de Castilla. Desde sus murallas se domina toda la llanura que se extiende al sur y al oeste, la misma que vigila Pizarro desde su caballo de granito.
Esta llanura, separa a Trujillo de otras comarcas, alguna de nombre tan elocuente como Conquista de la Sierra.
Esta ciudad de granito, construída a la solana sobre un promontorio de granito, es un sitio para quedarse a vivir...
...o, como mínimo, para visitar despacio.
lunes, 13 de octubre de 2008
Amsterdam, bicicletas y canales
Dar un paseo por el centro de Amsterdam es una experiencia múltiple. Tan pronto te rodean fachadas gótico-flamencas como escaparates con señoritas, bicicletas por todos los lados, holandeses altísimos (recordemos que la media ronda el 1,90 m, la más alta de Europa), bares de porros, canales, muchos canales, gente viviendo en barcos...
martes, 7 de octubre de 2008
El Escorial, Madrid
domingo, 5 de octubre de 2008
De viaje, de paseo
Este blog nace con la vocación de ser un reflejo de paisajes, diseños, ambientes, gentes que en algún momento han quedado impresos en mi retina... y en la tarjeta de mi cámara de fotos. Instantes para no olvidar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)